Los expertos aseguran que una de las técnicas con más futuro dentro del campo de Cirugía Plástica Estética son los injertos de grasa. Sus usos abarcan desde el rejuvenecimiento facial mediante el relleno de arrugas, surcos o reparación de volúmenes perdidos, hasta el aumento de pecho, gemelos, tobillos o glúteos, pasando por el tratamiento de secuelas de liposucción o de deformidades.
El Dr. Juan Monreal, uno de los facultativos más prestigiosos en este campo, nos explica con detalle en qué consiste esta técnica, contestando a las preguntas que habitualmente se hacen los pacientes. El Dr. Monreal es médico especialista en Cirugía Plástica, Estética y Reparadora, y miembro numerario de la AECEP.
Pregunta – Según los últimos estudios, el lipoimplante es una de las técnicas de cirugía estética más solicitadas en el último año y una tendencia para el futuro, ¿a qué cree que es debido?
Respuesta – Durante muchos años fue una técnica denostada por muchos Cirujanos Plásticos debido a lo impredecible de los resultados. Desde finales de los años 90 se comienza a entender cómo funcionan y como se pueden obtener resultados predecibles lo que renueva el interés. El cambio crucial se produce desde 2002 cuando se descubre que la grasa es el tejido humano con mayor concentración de células madre de todo nuestro organismo. Estos hitos son los principales renovadores del interés en esta técnica y ahora es raro no ver al menos un artículo en cada uno de los números de las principales revistas de Cirugía.
P – En términos sencillos, ¿En qué consiste un lipoimplante?
R – Lipoimplante es la denominación que yo di en 1998 a mi técnica para realizar injertos de grasa. Por aquella época me encontraba tratando de mejorar la técnica ya que el prendimiento del tejido no resultaba del todo predecible y reproducible. Desarrollé un instrumental ex profeso y una metodología que, a día de hoy, continúo utilizando. Básicamente consiste en obtener fragmentos de tejido adiposo de entre 1 y 3 mm en unas condiciones óptimas, purificar estos fragmentos e implantarlos en forma de matriz tridimensional en el sitio receptor mediante cánulas finas.
P – Los injertos de grasa se llevan practicando desde hace más de un siglo, pero ¿cómo ha evolucionado la técnica en los últimos años?
R – Inicialmente se trataba de una técnica abierta que implantaba fragmentos de grasa demasiado grandes (similar a los injertos de cartílago o piel). En la década de los ’80, durante el desarrollo de la liposucción, comienza a convierse en una técnica cerrada (la grasa se aspira sin que haya contacto con el aire) pero los fragmentos siguen siendo grandes y muy traumatizados. A finales de los ’90 ya se conoce que los fragmentos deben ser muy pequeños y
deben ser recolectados de forma delicada; así mismo deben ser colocados de forma muy precisa y sin saturar el tejido receptor. Muchos de los fracasos previos se debían a que la grasa se inyectaba como si de un relleno sintético se tratase.
P – ¿En todos los implantes de grasa se utilizan células madre? Si no es así, ¿en qué casos está recomendado?
R – Todos los injertos de grasa, como tales, llevan células madre y otro tipo de células regenerativas. Este es el motivo por el cual un sencillo injerto de grasa puede rehabilitar zonas corporales dañadas (antes de 2002 no sabíamos por qué ocurría este fenómeno). Cuando el cirujano desea explotar al máximo las posibilidades que las células madre derivadas de la grasa nos puede ofrecer recurre a dos formulas. La primera es aumentar el contenido de células regenerativas que contiene, a esto se le llama injerto enriquecido. La otra forma es extraer las células de la grasa y usarlas directamente sin contenido adiposo. Sus usos fundamentales, desde mi punto de vista, están en la rehabilitación de zonas corporales donde las condiciones locales son muy precarias y no permitirían que un sencillo injerto de grasa prendiera adecuadamente.
P – ¿Cómo actúan esas células madre?
R – Hay que diferenciar células madre y células regenerativas (toda las células madre son regenerativas pero no al contrario). Las células madre son capaces de hacer copias idénticas de sí mismas y dar origen a diversos tejidos. Una célula madre del tejido adiposo puede originar grasa, hueso o cartílago, por ejemplo. Su función básica sería la de proveer células nuevas durante la vida del individuo; el resto de células regenerativas cooperarían también con ellas para que los fenómenos de renovación y reparación de los tejidos sean eficaces. Lo que nosotros aprovechamos en los lipoimplantes normales o enriquecidos es toda la población de células regenerativas, no solo las células madre.
P – ¿En qué zonas del cuerpo está más indicada la técnica del lipoimplante?
R – Un lipoimplante puede ser empleado en prácticamente todas las áreas corporales: en cabeza y cuello se usan como medio de modelar las proporciones en pómulos, mentón o mandíbula o para hacer pequeñas “rinoplastias”; en cirugía corporal puede modelarse la mama (masculina y femenina), el escote, los glúteos , las pantorrillas, los tobillos, brazos, antebrazos, manos y muñecas. También se emplea en cirugía genital.
P – ¿Cómo es el postoperatorio? ¿Hay que seguir algún tipo de recomendación? ¿Cuánto tiempo se tarda en hacer vida normal? Y una vez transcurrido ese período, ¿debo tener algún tipo de precaución?
R – El posoperatorio varía mucho según el tipo de lipoimplante que se haya realizado. En zonas grandes (como mamas o glúteos) tienen un postoperatorio y unos cuidados muy similares a los de las liposucciones en cuanto a reposo y necesidad de faja de compresión. Los lipoimplantes pequeños no suelen necesitar vendajes o fajas y tiene un periodo de recuperación de aproximadamente cuatro o cinco días. El tejido adiposo injertado se comportará como tal durante toda la vida del paciente. Aunque no es imprescindible es aconsejable mantener un peso estable y una vida saludable. Los pacientes pueden hacer cualquier tipo de ejercicio físico y no precisan ningún tipo de revisión médica a largo plazo.
P – ¿Cuánto tiempo dura la grasa injertada? ¿Qué posibilidades hay de que esa grasa se reabsorba?
R – Cuando un injerto de tejido prende (sobrevive en la zona receptora), da igual que sea hueso, cartílago, piel o grasa, permanece en su lugar para el resto de la vida del paciente. Lo particular que tiene la grasa es que su volumen es muy sensible a cambios metabólicos (como los cambios de peso) y al envejecimiento. Estos son los principales factores que alteran el volumen del injerto a lo largo d la vida del paciente. Yo he tenido la posibilidad de biopsiar injertos de grasa a los pocos meses de un tratamiento y al cabo de ocho o nueve años, y el tejido adiposo injertado continuaba allí.