La rinoplastia es uno de los procedimientos más solicitados en el campo de la cirugía plástica. Cada persona tiene unas motivaciones y unos objetivos concretos cuando acude a la consulta de un cirujano. Cada caso es un mundo.
Pese a que las técnicas que se emplean son las mismas, cada nariz requiere de un estudio exquisito; no hay dos narices iguales, cada nariz es única en forma y tamaño. Se trata de una intervención que no busca la transformación, sino la armonía del conjunto facial.
Al igual que sucede en cualquier rama de la medicina, la rinoplastia o cirugía de la nariz tiene su propio lenguaje. Estos son algunos de los conceptos con los que el paciente debería familiarizarse para comprender lo que engloba esta intervención:
Rinoplastia, Septoplastia, Septorrinoplastia…
– Rinoplastia estética: como su propio nombre indica, es aquella rinoplastia que trata los problemas relacionados con la estética nasal.
– Rinoplastia funcional: es un tipo de rinoplastia que está diseñada para mejorar la respiración del paciente.
– Septorrinoplastia: une las dos anteriores. Mejora tanto la estética como la función de la nariz.
– Perfiloplastia: rinoplastia y modelado del mentón, normalmente proyectándolo ligeramente.
– Con aumento de labio: por infiltración simultánea de ácido hialurónico. Es temporal.
– Con lifting de labio: rinoplastia con reducción del labio dérmico y elevación del labio mucoso. Es definitivo.
– Procedimiento cerrado: cuando la rinoplastia se realiza por dentro de las fosas nasales. Aunque el procedimiento tiene algunas ventajas, no siempre es el mejor enfoque para los pacientes que requieren una remodelación más complicada.
– Procedimiento abierto: cuando la intervención se realiza a partir de una apertura entre las dos fosas (columela). Se realiza en pacientes que requieren una modelación delicada.
– Base de la nariz: es su parte inferior, es decir, la zona que verías al mirar a una persona desde abajo. En función de la raza esta porción de la nariz puede ser muy ancha, por lo que hay que reconfigurar las ventanas nasales.
– Columela: divide las fosas nasales. La rinoplastia, por poner un ejemplo, puede corregir una columela «colgante», que se extiende debajo de las fosas nasales.
– Dorso nasal: es el promontorio en el puente de la nariz. Puede ser causado por el hueso, el cartílago o una combinación de ambos.
– Puente nasal: zona ósea de la parte superior de la nariz.
– Punta nasal: es la parte de la nariz que la define y le aporta carácter. Es una de las áreas que más se interviene. Con la cirugía de la punta nasal puede mejorarse el ángulo, la rotación, el volumen y el ancho de la punta.
– Fosas nasales: son dos cavidades paralelas separadas por un tabique o cartílago septal, comunicadas con el exterior por los orificios nasales.
– Tabique: es la estructura, fundamentalmente cartilaginosa, que separa internamente las fosas nasales.
– Cornetes: estructuras alargadas y carnosas situadas en el interior de las fosas nasales con una lámina delgada de hueso en su interior. Si funcionan correctamente son las encargadas de proporcionar una respiración óptima, facilitando la limpieza, el calentamiento y la humidificación del aire que inspiramos. Si presentan algún tipo de problema pueden comprometer la buena ventilación.
– Giba dorsal: aparece como un bulto en el puente de la nariz que puede ser causado por hueso o cartílago. Es más fácil de ver desde la vista de perfil.
– Nariz de tensión: hace referencia a una nariz con un puente nasal alto combinado con una punta que sobresale.
– Punta bulbosa: se produce cuando los cartílagos alares, que son los encargados de dotar de forma a la punta, son más grandes de lo normal, generando una punta grande, ancha y redondeada. También puede tener su origen en el grosor de la piel.
– Punta nasal proyectada: se produce cuando la punta se extiende demasiado lejos de la cara; es especialmente notable cuando el puente de la nariz tiene una altura normal.
– Punta nasal sub-proyectada: cuando la punta de la nariz no es el punto más alto de la misma.