La doctora Nélida Grande, cirujano plástico miembro de la AECEP, inaugura las entradas en el blog este año con un artículo sobre mamas tuberosas.
Unas mamas que en lugar de ser redondeadas se desarrollan en forma de cono y con mayor rigidez, presentan una malformación que las clasifica como mamas tuberosas. Dicha anomalía se puede revertir y solucionar gracias a la cirugía plástica, que según el grado de gravedad del caso puede necesitar tan sólo un implante o puede llegar a necesitar una remodelación completa de la mama.
Este tipo de malformación se denomina también como mamas caprinas, tubulares, constreñidas o con hernia areolar. Si catalogáramos los distintos grados de desarrollo de este tipo de mamas en una sola clasificación, ésta podría ser por: el grado I, que correspondería a la mayoría de los casos y donde la areola se encuentra desviada hacia abajo y hacia adentro, produciendo generalmente el efecto de pecho caído; el grado II, que se daría en un porcentaje menor y se caracteriza por presentar una areola extremadamente grande y que mira hacia abajo, con una mamas de forma muy tubular; y por último, el grado III, donde el pezón y la areola ocupan casi toda la vista frontal del pecho -el cual se ha ido estrechando poco a poco- y la base mamaria está retraída, rígida, y presenta una apariencia “caprina”.
En base a esta posible medición, para las pacientes a las que se diagnostica el máximo grado de gravedad es recomendable enfocar la intervención comenzando por reducir el tamaño de la areola, y a continuación realizando unos cortes radiales o paralelos (según la técnica empleada). Dichos cortes fragmentan la zona constreñida interiormente para conseguir una distensión cutánea, así como una redistribución de la glándula, y, por tanto, el desarrollo correcto de la parte inferior de la mama con el objetivo de lograr una apariencia más natural. Esta técnica finaliza con la implantación de una prótesis, que, además de incrementar el volumen de los senos, ayuda a su remodelación y a que el resultado sea un pecho mucho más atractivo.
Además de este procedimiento, en cirugía plástica también se suelen emplear otras técnicas para operar las mamas tuberosas, como el remodelado glandular (por ejemplo el T. De Pucket o el de Ribeiro, entre otros.)
El origen
Las mamas tuberosas se comienzan a manifestar en la adolescencia, cuando, debido a una alteración genética, crecen sólo hacia la zona de la areola y el pezón. El tejido que forma el pecho no tiene la elasticidad necesaria para extenderse de forma armoniosa y proporcionada. Sin embargo, la glándula mamaria continúa incrementando su tamaño, y como no hay suficiente espacio para completar el desarrollo natural se acaba estrechando y endureciendo.