La publicidad engañosa en la cirugía plástica

Los fans de Mad Men no terminan de llorar la despedida de esta serie de televisión y el cierre definitivo de su agencia creativa Sterling&Cooper. Aunque aun puede seguirse en algunos canales de pago, hay quien echa de menos , hoy todavía, a Don Draper, creador de campañas y eslóganes míticos.

Fans de Mad Men o no, ¿Qué sería de nuestra vida sin los publicistas?¿Qué haríamos en esta, nuestra sociedad de consumo, sin ellos? No nos saldrían alas después de tomar una conocida bebida isotónica ni nos volveríamos eternamente jóvenes y bellos al aplicarnos un producto revitalizante. Sólo porque nosotros lo valemos.

Claro que también habría que recordar que en ambos casos a los que aludo, un excesivo “optimismo” a la hora de vender su producto llevó a estas marcas ,en el primer caso, a tener que abonar una indemnización de trece millones de dólares y, en el segundo, a retirar la crema de las perfumerías.

En Cirugía Estética también tenemos nuestro particular vía crucis con la publicidad engañosa. Sólo hay que echar un vistazo al “antes y después”, esas fotos casi milagrosa donde los pacientes han cambiado de apariencia de tal forma que le dan ganas a uno de salir corriendo para pedir una cita.Esta “propaganda” nada tiene que ver con la rigurosidad, profesionalidad y honestidad que debe regir cualquier acto médico. La información debe ser tan completa y clara que no se aproveche del desconocimiento del paciente y de su ilusión por cambiar aspectos de su cuerpo. Nunca se debe empujar al paciente a aceptar un tratamiento que, seguro, no responderá a unas expectativas que le ha creado el propio cirujano.

Ante estas prácticas, todos los elementos implicados en la cadena, instituciones y profesionales, debemos dejar de mirar para otro lado y exigir una legislación que las penalice.No pueden ofertarse tratamientos estéticos por internet asociados a promociones dos por uno, promociones estrellas o compras de cupones para realizarse una u otra cirugía. Tampoco pueden tramitarse licencias de cirugía ambulatorias a consultas médicas que sirven de puerta de entrada para realizar todo tipo de intervenciones quirúrgicas sin las mínimas garantías de seguridad.

No podemos estar solos en esto. Yo velo por mis pacientes, de la misma manera que mis colegas de la AECEP , la Asociación Española de Cirugía Plástica y Estética , velan por la seguridad de los suyos.

Pero si queremos mantener la excelencia que se le reconoce a nivel mundial a la cirugía estética en España nuestras instituciones deben incrementar la vigilancia de determinados comportamientos. Hoy quiero ser yo quien acabe con un eslogan: “ La primera riqueza es la salud”.

Moisés Martín Anaya es director de Clínica del Doctor Moisés Martín Anaya

Imágenes promocionales de Mad Men- Google

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