La cirugía estética, sin complejos

Todo lo relacionado con la Cirugía Estética suscita un gran interés informativo, cuando no un enorme revuelo social. Desde el tamaño de las prótesis de relleno para el aumento de los senos femeninos, hasta las últimas excentricidades planetarias, tales como extirparse el quinto dedo del pie para soportar mejor los tacones o aumentarse sin criterio alguno el volumen de los glúteos.

Los cirujanos estéticos somos contemplados en cierta manera como “dioses” con poder para transformar al ser humano y, además, para poder mejorar aquello que en la sociedad que nos toca vivir, la del famoso selfie, está supervalorado: la apariencia externa, el físico.

Los avances en innovación y desarrollo en nuestro campo nos ayudan a reflejar esta imagen. Desde la revolución de la liposucción hasta los injertos de grasa autóloga con células madre apenas han pasado treinta años. Los mismos desde que un paciente se veía obligado a retirarse un mes de la vida pública para recuperarse hasta hoy, con periodos de postoperatorio de entre cuatro y siete días.Y aunque en este tiempo han aparecido patologías asociadas al uso abusivo del bisturí, ante las que debemos estar muy alerta, no es menos cierto que todavía muchos pacientes ocultan o disimulan el hecho de haber pasado por el quirófano.

Por supuesto, están en su derecho. Vaya esta reflexión por delante. El paciente tiene el derecho a la intimidad y a la protección de los datos de su historial médico. Esto es sagrado para colegiados y centros.Pero no deja de llamarme la atención que sea precisamente, en muchas ocasiones, el paciente que verdaderamente necesita una intervención porque arrastra un complejo desde la infancia, como orejas de soplillo, tamaño desproporcionado de la nariz,..quien oculte su paso por nuestras clínicas.

La cirugía estética , lo dice su nombre, es reparadora. Y repara daños físicos y psíquicos. Que un paciente se sienta bien, tras años y años de divorcio con su propio cuerpo, no es baladí. Para muchas personas, comienza una nueva vida, una vida mejor. Esa es la parte de mi oficio que más me satisfacciones me proporciona como ser humano. Nada que ver con esa dimensión divina con la que a veces se nos identifica. Nada más alejado de la realidad, y nunca mejor dicho.

Moisés Martín Anaya es director de Clínica del doctor Moisés Martín Anaya y miembro de AECEP

Imágenes: google

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