Lifting facial y otras técnicas para rejuvenecer el rostro

La cara es nuestra seña de identidad. A medida que envejecemos nuestra piel pierde firmeza, tersura, elasticidad y aparecen las tan temidas arrugas. Esto se debe a la falta de colágeno y de grasa facial. Las zonas del rostro que se ven más afectadas son las mejillas, las cejas, la piel que se encuentra alrededor de los ojos, el cuello y la papada. El envejecimiento facial puede provocar que nuestro rostro luzca cansado, triste, como si le faltase vida. El lifting facial es la intervención de cirugía estética indicada para que el rostro del paciente recupere un aspecto natural y juvenil, atenuando los signos del envejecimiento.

¿En qué consiste el lifting facial?

El lifting facial, conocido técnicamente como ritidectomía, es una intervención de cirugía estética cuyo principal objetivo es rejuvenecer el rostro de los pacientes eliminando los signos más evidentes de la edad (pliegues y arrugas). Esto se consigue con dos procesos:

  • El retensado de los músculos de la cara y del cuello
  • La eliminación de la piel sobrante fruto del descolgamiento cutáneo.

Las incisiones necesarias para el lifting facial son prácticamente inapreciables. Se sitúan por la zona del pelo, rodeando el lóbulo de la oreja y ascendiendo por detrás hacia el cuero cabelludo. La intervención se realiza bajo anestesia general, y suele prolongarse entre las dos y las tres horas; el paciente deberá permanecer ingresado durante 24 h. Tras la intervención, y una vez en el hogar, se aconseja reposo durante la primera semana. Es normal que durante los primeros días se tenga la sensación de tirantez y adormecimiento en ciertas zonas de la cara. Pasada una semana se empezarán a apreciar los primeros resultados de la intervención, una vez que disminuya la inflamación.

Habitualmente se combina el lifting facial con otras cirugías como la liposucción de papada y cuello o la blefaroplastia, que permite corregir el exceso de piel y las bolsas de los párpados.

Nuevas intervenciones de rejuvenecimiento facial

Hasta hace unos años el lifting facial era la única técnica que se empleaba para el rejuvenecimiento facial. Pero gracias a los avances tecnológicos y a la demanda, cada vez mayor, de tratamientos poco invasivos, han proliferado técnicas de rejuvenecimiento sin cirugía, como son los hilos tensores o los rellenos dérmicos.

Hilos tensores

Los hilos tensores son suturas diseñadas para implantarse en los tejidos hipodérmicos (la parte profunda de la piel). Se insertan en la trama del tejido conjuntivo, elevando y reposicionando las áreas descolgadas del rostro. No es una técnica efectiva en pacientes que presentan un alto grado de flacidez facial o que cuentan con un gran sobrante cutáneo; presenta mejores resultados en pacientes jóvenes que quieren mejorar su aspecto facial.

Los hilos tensores pueden ser permanentes no reabsorbibles o hilos reabsorbibles (se reabsorben en un año aproximadamente). En muchas ocasiones se combinan los hilos tensores con otros procedimientos quirúrgicos o no-quirúrgicos como los rellenos dérmicos, el botox, la blefaroplastia… La ventaja de los hilos tensores es que su recuperación es inmediata. Se aplican bajo anestesia local y no dejan ningún tipo de cicatriz o marca. Además, pueden insertarse más hilos en el momento que se desee.

Botox y rellenos dérmicos

El botox se inyecta debajo de la piel por medio de micro inyecciones -que no producen dolor ni inflamación- paralizando y debilitando los músculos y los nervios de la cara que son los causantes de las arrugas y las líneas de expresión. Se trata de un tratamiento temporal, es decir, la piel vuelve a su forma original con el paso del tiempo. No se tardan más 10 minutos en administrarlo y el riesgo para la salud es escaso.

Los rellenos dérmicos son procedimientos poco invasivos indicados para el tratamiento de arrugas, así como para aumentar el volumen perdido. Dentro de los rellenos dérmicos el ácido hialurónico es una opción muy empleada debido a su compatibilidad con el cuerpo humano; no en vano, el ácido hialurónico se encuentra en el cuerpo de forma natural. Dicha sustancia se aplica mediante micro-inyecciones sobre la piel permitiendo reponer el ácido hialurónico perdido, además de remodelar formas y devolver volumen en diferentes áreas. También se utiliza para rellenar surcos y arrugas.

La diferencia con el botox es que los rellenos dérmicos no actúan sobre los músculos, se centran en restaurar la capa dérmica de la piel, rellenándola y dotándola de volumen. La toxina botulínica actúa directamente sobre los músculos, permitiendo reducir el movimiento muscular, atenuando las denominadas arrugas dinámicas.

Dr. Julio Puig, especialista en lifting facial, es miembro de AECEP y director de Clínica Drpuig.

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